Es increíble recordar la manera en que los emprendedores buscábamos negocios hace tan solo 10 años: conseguíamos bases de datos de la Cámara de Comercio, segmentaba y “hágale al telemercadeo”
En aproximadamente el 50% de los registros lograba hablar con la persona indicada y de ese 50%, un 10% me daba una cita para exhibir mi servicio. De ese 10%, lograba cerrar un 20% (y no era mal vendedor). Me quedaba con el 1% de las posibilidades y sobrevivía.
Ni hablar de la primera vez que monté un local comercial y me paraba en la puerta a esperar que “La familia Miranda” entrará y tener la posibilidad de vender mi producto. Cuando las ventas no se daban como esperada, no quedaba otro camino que salir a maletear.
Aún tengo amigos emprendedores que se paran a repartir volantes porque sienten que tienen todo el deseo y la fuerza de sacar adelante su negocio; quizás no conocen el poder de la tecnología y no me han dado la oportunidad de contarles como con 23 metros cuadrados de oficina logramos vender un millón de dólares cuando empezamos a hacer las cosas diferentes.
Los principios de cambio son básicos:
- No use la fuerza, sino la cabeza: tecnología.
- Eficiencia: Solo invierta su tiempo en clientes realmente interesados.
- Efectividad: No contrate vendedores, estructure una fuerza de consultores.
- Y aunque parezca muy trillado, mida todo lo que es importante.
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